lunes, 15 de septiembre de 2008

Muerta y hermosa. El Caso Oriel Briant


El 13 de julio de 1984, en el kilómetro 75 de la Ruta 2, encontraron el cadaver de la profesora de Inglés, Aurelia Catalina Briant, "Oriel Briant". Un cuerpo muerto en camisón y con medias celestes, ensangrentado, con más de treinta heridas, con heridas hechas después de muerta, con un disparo en la cara y otro en el glúteo derecho, con heridas hechas a cuchillo y con saña en el ano y la vagina.

Un manto de misterio y olvido cubre el crimen de Oriel. Los acusados y señalados como culpables, están hace más de veinte años libres. Federico Antonio Pippo, su hermano Esteban y su madre Angélica Rosa Romano, estuvieron casi un año en el Penal de Olmos, bajo el cargo de "secuestro seguido de muerte". Pero la Cámara del Crimen de La Plata estableció que no había pruebas suficientes, que el acta de hallazgo del cadaver estaba mal hecha y fueron sobreseidos. Los restos de Oriel Briant descansaban en una tumba olvidada del Cementerio de La Plata, hasta 1991, año en el que sus restos fueron depositados en una fosa común. Nadie había pagado los impuestos del cementerio.

Aurelia Catalina Briant y Federico Antonio Pippo se conocieron en 1969, en el boliche platense Federico V. Oriel era hermosa, deslumbrante, rubia de cabellos largos e imensos ojos pardos. Hija de la pequeña burguesía platense, de familia inglesa, estudiaba el profesorado de Inglés. Pippo era un profesor de Literatura, de extracción humilde, conversador, citador de escritores y encantador para cualquier chica que buscase una charla culta antes de tener una relación sexual.

Oriel y Pippo se pusieron a salir de inmediato y a los dos años se casaron. Era 1971 y en un primer momento, fueron a vivir a un departamento pequeño del centro de la capital de la provincia. Después, él comenzó a trabajar en el profesorado "Roque Saenz Peña" de la Capital Federal y ella agarró una cátedra de Lengua Inglesa en la Facultad de Humanidades de La Plata. Gracias a los nuevos ingresos pudieron comprar un chalet en City Bell, en la calle Cantilo, ente 22 y 23.

Pippo era severo con Oriel. La quería conservar inmaculada, con los cabellos largos, siempre usando vestidos, sin usar jeans, que fume en boquillas doradas. Oriel aceptaba el sometimiento. Pippo estaba cada vez más ausente de la casa, a veces se quedaba a dormir en Capital. Y encima había conocido a un discípulo, un alumno preferido del profesorado: Carlos Davis, alias "Charlie". Oriel había empezado una relación amorosa con el vidriero de la esquina, Alberto José Mensi. Tal era el quiebre en la pareja de casados, que Pippo se fue, un mes de viaje a Europa con su discípulo, en 1982. Paralelamente, nacía el cuarto hijo de la pareja: Christopher Beltrán, que se sumaba a Martina Magalí Del Socorro, Tomás Augusto y Julián Lautaro.

Briant y Pippo ya discutían a los golpes, y el 7 de julio de 1983, él la corre con un cuchillo. Oriel decide irse con sus hijos a la casa de su madre y separarse de Pippo. Este asunto no le agradaba al hombre de Letras, porque ante un inminente divorcio, perdería tanto la tenencia de los hijos como la casa donde vivía. Pippo no tenía dónde caerse muerto, no tenía el respaldo de clase que sí tenía Oriel. Pippo era un ascendido social que poseía una gran cultura literaria, nada más que eso.

El 9 de julio de 1984, Oriel Briant dormía en casa de su madre, junto a su hijo más chico, Christopher. Casi a medianoche abre la puerta ante los insistentes y apurados llamados. Se ve que al mirar por la mirilla, encontró una cara familiar, como para abrirle sin problemas.

Se cree que ese día Oriel fue secuestrada por Pippo, su hermano y su madre, y llevada drogada a Lobos (ciudad natal de los Pippo) donde la tuvieron retenida hasta el día de su muerte. Se sabe, según las pericias, que la mataron en el lugar del hallazgo del cadaver.

En el momento de la noticia del asesinato, se fantasearon hipótesis tales como que Oriel fue víctima de una secta de homosexuales o que fue raptada por un grupo de pornógrafos. Lo cierto es que todo quedó en una gran nebulosa en la que primero se acusó al vidriero Mensi y después se llegó a los culpables sin condena, los Pippo. Hubo una testigo que declaró haberlos visto al profesor y a sus secuaces el día del secuestro, en la puerta de la casa de la madre de Oriel, llevándose a la misma. También el preferido de Pippo, Carlos Davis declaró ante un juez platense: "Pippo me dijo que estaba decidido a eliminar a Oriel. Fue hace dos meses, una tarde que caminábamos por avenida Santa Fe. Estaba el juicio de divoricio de por medio y el tema de a tenencia de los chicos. Y él no lo soportaba. No era la primera vez que me hablaba del tema, pero esa tarde me aseguró que ya le había pagado la mita de una suma de dinero a cierta gente para que se encargara de ella."

Pippo vivió en el chalet de City Bell durante muchos años. Tanto él como sus hijos no hablaron más del tema, Uno de ellos tuvo hace casi diez años, problemas con drogas y con la policía, por robo. La familia de Oriel también se llamó a silencio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como pez en el agua, amigo

Esto es lo tuyo, aunque la ficción también te sale muy bien

Feliz estreno, me alegra que vuelvas a escribir seguido

A ver si ahora que sos blogger nuevamente visitás más seguido mi Barrio!

Abrazo rutero

Y apurate, que acá nos cogen los delfines

Pd: fijate que quedaría lindo que "justifiques" los textos, así, todo derechito :)

san dijo...

Y QUE HAY DEL TEMA QUE EL Y SU HERMANO ERAN MIEMBROS DE LA POLICIA Y ESTA ERA UNA DE LAS PRINCIPAÑES VIAS DE INVESTIGACION QUE POR SUPUESTO SE OCULTARON??